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Defender la alegría en plena pandemia

Ayer fui comer a casa de la parte de mi familia que vive en un barrio rural de la ciudad. Disfrutamos de la tardada viendo la crecida del río Gállego y la lluvia primaveral nos chipiaba cuando ya volvíamos. Después nos comimos el primer helado de la temporada mojados, entre risas, viendo como la niña con sus dos años recién cumplidos alucinaba con ese magnum tan grande entre sus manitas pequeñas, llenando toda su cara rosada de chocolate. Los tres adultos no parábamos de saborear en voz alta, dejando a un lado el decoro burgués de no poder repetir una y otra vez lo jodidamente bueno que estaba ese enorme helado. La bebé se movía en la tripa de su mamá, le gusta el helado, otro motivo más para seguir apretando hacia la vagina de su madre y en nada llegar al mundo. Pronto la ilusión de una vida nueva, tomará protagonismo frente al miedo al virus que reina en casa de sus abuelas, todos en ambos pisos son población de riesgo ante el covid19. Esta niña no es consciente de que ilum

Mucho has tardado jodida

Me planto aquí delante sin saber muy bien el qué escribir. Es sábado por la noche, el último del 2018 de hecho, tengo 26 años y estoy en la cama con mi pijama de ositos. He pasado un día de ansiedad de esos que se te va la chota que no veas. Para quien no me entienda, cuando la ansiedad te tiene poseida ya a niveles incontrolables, haces un drama de cualquier minucia. Ejemplo random: madre mia que es que me he puesto a hacer tortilla de patata, porque a mi padre le apetecia y hoy hacia la cena yo y por no quitarle la ilusión de cenar tortilla de patata con su hija, la hago. A mi no me apetece ni la tortilla de patata ni mucho menos hacerla, y en medio del proceso de darle la vuelta se cae la tortilla al suelo, y a tomar por la saco la maldita tortilla. Obviamente no pasa nada, es una tortilla, se prepara otra cosa, se limpia el desastre y ya. Pero no, tu te sientes la peor hija del mundo, porque has arruinado la cena de tortilla ya que en el fondo no querias ni hacer ni comer la tort

He vuelto

Vuelvo Vuelvo a escribir sobre mis ángeles y mis demonios públicamente, porque nunca debí de dejar de hacerlo. Me reconforta pararme a ordenar mis pensamientos y sentimientos y reflexionar sobre ellos. Hacer públicas dichas reflexiones no sé muy bien por qué me hace sentir bien, las entradas de mi eliminado blog gustaron a gente que las leyeron en las redes sociales, pero no lo hago por eso, creo que es que si no va a ser algo público no me esfuerzo en hacerlo. No es casualidad que casi a finales de año haga esto, la mierda esta de los balances del año que acaba y los propósitos del año que empieza no me gusta pero tengo muy interiorizado el hacerlo, y es que yo soy muy de cabalgar contradicciones. Podría decirse que este 2018 he vuelto. He vuelto del agujero negro, ese que era una depresión constante pero que no quería ver. Yo hasta el 2018 me decía que estaba bien, tenía malos días como todo el mundo y más teniendo fibromialgia. Antes del 2018 me repetía que la depresión er